Capítulo 21
Apenas pude dormir por la noche, así que después de comer me fui a dormir otro poco tirando de mi cuerpo de la mejor manera posible intentando evitar las agujetas.
Me levanto de la siesta y voy a la cocina donde encuentro una carta encima de una cajita pequeña sobre la mesa. Lo ignoro y voy a la nevera para ver que puedo comer, donde encuentro una nota. Está escrita en un post-it. Abro la nevera y saco una botella de zumo y un vaso donde vuelco parte del contenido, porque estoy segura de que mi hermano ha bebido a morro de la botella, la guardo en la nevera otra vez y la cierro. Cojo el papel amarillo de la puerta y me siento en una de las sillas. Dejo el vaso en la mesa y miro la nota donde pone:
"Alison estoy trabajando. Ha habido una urgencia. Volveré tarde así que cuida de tu hermano. Encontré la carta y la caja en el buzón. Es para ti. Creo que son de ese chico. Aun debes hablarme sobre él, no se me olvida. Te quiero, mama."
Miro la caja otra vez, esta vez con curiosidad. ¿Ese chico? ¿Habla de Parker? Rápidamente cojo la caja y me doy cuenta de que la carta está pegada, la despego con cuidado y la abro. Al ver su letra -otra vez- recuerdo la primera vez que le vi a él y a su letra, y lo que me recordaba a la letra de Peter. Solo entonces me doy cuenta de que hace más de un mes desde entonces.
Hola, preciosa,
Esta caja debí dártela ayer, pero me puse demasiado cursi y no me di cuenta así que… ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! Bueno, lo primero que debes de saber es que no puedes abrir la caja, y si, se lo que estás pensando así que, por favor, no empieces con tus preguntas, porque no, no puedes, ni tienes permiso para hacerme ninguna. Ya sé que ya ha sido tu cumpleaños y que te la he dado y blablablá por lo que debes de tener permiso para abrirla, pero no.
Debes esperar a que yo te dé permiso para que la abras y… ¡Aagg! No aguanto eso de intentar ser “agradable”, como dices tú, así que seré claro: Si, te he dado la caja, pero solo para que sepas que aunque soy arrogante me he acordado de tu cumpleaños, sabía que mi detallazo al quitarme la camiseta no sería suficiente así que prepare esto, pero ese era tu regalo de cumpleaños y este es un regalo que solo podrás abrir cuando a mí me dé la gana, que como ves aun no me ha dado, así que no lo vas a abrir. Pero tranquila, cuando tengas permiso, te avisare.
PD: No pongas los ojos en blanco porque al menos te estoy concediendo otro regalo y si a las malas me olvido de esta caja y de que la tienes, puedes abrirla en un año para así tener que ahorrarme otro regalo. Por cierto, pasare a recogerte a las cinco.
Miro la hora rápidamente: Son las 4:39, por lo que falta menos de media hora para que llegue.
Me bebo el zumo a todo correr y dejo el baso en el fregadero si tan siquiera fregarlo, sé que cuando mi madre vuelva tendré bronca por eso, pero ahora no es mi prioridad.
Entro en mi habitación y escojo algo de mi mejor ropa y voy hacia el baño.
Me meto en la ducha, debajo del chorro de agua caliente donde, solo entonces me paro a pensar en el contenido de la caja. ¿Tan importante es que espere? podría abrirla y no contárselo y cuando él me diga que la puedo abrir fingir una gran sorpresa, o incluso dársela a Sky y que la abra ella por mí, ya que él solo ha hablado de abrirla no de ver lo que esconde dentro. Además no es justo, si ese regalo viniese de cualquier otra persona sabría lo que es o me podría hacer una idea aproximada, pero con Parker eso nunca se sabe, podrían ser multitud de cosas, desde unos guantes de boxeo a una bonita flor, él es el único chico que conozco que sea capaz de transformarse en alguien dulce y encantador como hizo el sábado, pero al mismo tiempo ser un chico duro y frio como el hielo, solo hay que comprobar su reacción del domingo, estuvo comportándose como un idiota, hasta momentos antes de que me tuviese que ir cuando prácticamente me abrió su mente y me entrego su corazón envuelto en un bonito papel de regalo y con un precioso lacito rojo de decoración. Que suerte tengo, el único chico raro de la ciudad -sin contar a Peter, que desde que me beso no ha vuelto a contactar conmigo, a pesar de que él tiene mi número, pero yo no el suyo, por lo que supongo que es agua pasada- y justamente me enamoro de él. Supongo que se esconde tras una fachada indestructible, pero que por suerte conmigo en un par de ocasiones se ha fracturado un poco, quizás sea eso lo que hace que tenga una extraña debilidad por el: El saber que oculta. Bueno pues en ese caso pienso averiguarlo, como le dije a mi madre, este chico no me hace ningún bien, y lo mejor será que me aparte de el en cuanto pueda así que justo después de averiguar que esconde intentare apartarme. si, puede sonar cruel o incluso aprovechado, pero cuanto más tiempo paso a su lado más curiosidad y debilidad me crea, y si lo llamo de esas dos maneras, es porque no estoy dispuesta a fusionar esos dos conceptos, y llamarlo amor.
Salgo de la ducha cuando creo que ya no tengo tan tensos todos los músculos que me forzaron ayer a trabajar, y me visto lo más rápido que puedo, me seco un poco el pelo con una toalla -no soporto el secador- y voy corriendo a mi habitación.
He pasado en la ducha más tiempo del debido y solo faltan cinco minutos para las cinco. Entro en la habitación y cojo mi móvil y las llaves de casa y solo cuando voy por el pasillo en dirección a la salida, veo la puerta de la habitación de mi hermano abierta tan solo unas rendijas. ¡Mierda! Debo de cuidar de él. No puedo seguir sobornándolo. Suspiro y entro en su habitación después de golpear suavemente la puerta con los nudillos de mi mano.
-Max, ¿Qué haces? -debo de parecer madura y que tengo toda la situación bajo control, a pesar de que estoy soltando chispas así que intento parecer lo más cómoda posible a pesar de que no creo que tarde mucho en sonar el timbre- mama se ha ido y no volverá hasta tarde.
-ya lo sé, me lo dijo mientras tu roncabas como un cerdo. –Dice sin levantar la mira del comic que está leyendo- dijo que te harías cargo de mí. -sonríe satisfecho
Respiro lenta y profundamente un par de veces para ignorar su comentario. ¡No es justo! para un día que mi madre no estará en casa y que si salgo no se enterara, resulta que debo de quedarme en casa cuidándolo a él.
-Así que… ¿Debo hacerme cargo de ti? ¿Tan mocoso eres que necesitas que te proteja? ¿Protegerte de qué? ¿De alguno de tus monstruos imaginarios? –veo como le tiembla el labio. Si esto sale bien podre dejarle solo- ¿Tan infantil eres? ¿Necesitas que me quede para cambiarte los pañales?
-¿Qué? No, no. ¡Yo no necesito pañales! Soy mayor. Puedo quedarme solo –oh, sí. Había tocado su punto débil.
-no, no lo eres. Eres un bebe y necesitas que me quede para que no te sientas solo y te pongas a llorar.
-¡Eso no es verdad! Vete de casa, veras como cuando vuelvas estoy perfectamente.
Ya casi tenía la batalla ganada, JÁ.
-No, no me iré porque me lo dijo mama.
-¡Pues no le digas que te fuiste!
Oh, sí. Había ganado.
-¡Estás seguro? ¿Y adonde quieres que me vaya? Prácticamente me estas echando y me dices que no le cuente nada a mama… ¿Qué obtengo yo de esto? -Y encima me iba a aprovechar de esto. ¡Muy bien, Alison! Estoy orgullosa de mi misma
-Mmm… te hago la cama durante toda una semana?
Uf. Que tentador pero...
-No sirve solo con eso. A parte de eso tendrás que fregar el vaso que está en la cocina. Iba a hacerlo yo pero como me dices que me vaya no podré, así que lo harás tú, ¿Vale?
-Sí, Vale –Max empezó a asentir cuando sonó el timbre. –Qué raro. No esperaba a nadie…
-¡Tranquilo! Seguro que es el cartero. Ya abro yo y así aprovecho para irme.
-¿El cartero a las –mi hermano miro el reloj, pero yo no lo necesito: ya sé qué hora es- cinco de la tarde?
-¿Quizás una urgencia? –sugerí saliendo de la habitación
-Te acompaño
-No. Quédate aquí, ¿o que pasa? Ni siquiera eres capaz de quedarte solo en tu habitación? Yo estaré en la puerta ¡No tengas miedo!
El timbre suena otra vez.
-¡No es el cartero! –Dice sin volver a caer en mi trampa- El cartero nunca insiste, además lo puede dejar en el buzón
-pero, ¿Y si es un paquete grande? –cruzo el pasillo ignorándolo, pero el sale detrás de mi
¡Mierda! Debía haberme ido antes de esto. Maldita interesada, lo tengo merecido.
-deja un aviso en el buzón –dice con tono de sabelotodo.
¡Mierda! Este niño es más listo de lo que pensaba. Seguro que ya sospecha.
El timbre vuelve a sonar esta vez tres veces seguidas, aunque la ultima un poco más larga que el resto.
Avanzo el ritmo con mi hermano pisándome los talones.
Abro la puerta de golpe y Parker se sobresalta. veo su mano colocada en el timbre
-ya iba a volver a llamar -dice con gesto molesto.
-hola a ti también -le miro con una sonrisa forzada por que se lo que viene ahora.
-¡ala! mi hermana tiene una cita con el cartero -dice mi hermano irónico
¡Vaya! ¡Este niño no se muerde la legua! qué bien...
-¿Qué? ¡No! - le doy un empujón- ¡quita de aquí! -le aparto de la puerta quedando yo entre los dos- y no es una cita
-¿El cartero? -pregunta Parker atónito- ¿tú no sabes que el cartero solo viene por las mañanas? -pregunta mirando a mi hermano
-Sí, lo sé. Pero ella me dijo lo contrario -mi hermano me señala con cara de victoria: como si hubiese ganado la guerra, pero solo ha ganado un duelo. Esta es mi batalla. y Parker me mira y sé que hay un "ya hablaremos" oculto en su mirada. De repente su mirada cambia a una más agradable pero al mismo tiempo como si diera lugar a problemas.
-bueno, en ese caso, sí. Tu hermana tiene una cita con el cartero. -le miro enfadada. Abro la boca para hablar pero hace un gesto con la mano que me da a entender que no ha terminado de hablar el por lo que cierro la boca - y todo sería mejor si dejases de negarlo, así que vamos -Parker se da la vuelta y empieza a caminar. Cuando se da cuenta de que no le sigo se gira y me mira- ¿No vienes?
-En realidad -digo con una voz un poco más chillona de lo normal- no puedo salir de casa
-¿porque no?
-Porque debo cuidar de mi hermano
-Eso no significa que no pueda venir también
-ya pero la verdad es que no quiero salir de casa... -mi hermano me mira con su cara de angelito
-Parker no sé lo que tienes pensado, pero estoy segura de que puede esperar. Ahora si quieres lo máximo que te puedo ofrecer es una película y palomitas
-demasiado ñoño, ¿no crees?
Mi hermano ríe y sé que está teniendo una dulce venganza porque le hablara a mama de mi fallido intento si no lo hago caso.
-y por cierto, sobre ese trato... -añade aprovechándose de la situación- friegas tú, y tú haces tu cama y, deberás de darme algo mucho mayor si quieres que no le diga a nadie que has traído a un chico a casa, y menos a mama
Vale, puede que no fuese mi batalla...
--¿qué trato? -Parker nos mira divertido primero a mi hermano y después a mí. Cuando me mira a mí, aprovecho el momento para intercambiar con él una mirada que significa un "no preguntes". Parker vuelve a mirar a mi hermano con el ceño fruncido- serás manipulador... -Parker saca su cartera y le ofrece un billete de 20
-¡Parker! mi hermano no acepta sobornos de ese tipo -digo cogiendo el billete
-uf. Ya lo creo que si -Max coge el billete de entre mis dedos sin que apenas me dé cuenta y lo mira como si tuviese un gran tesoro entre las manos, rápidamente se lo guarda en el bolsillo del pantalón y se va por el pasillo hacia su habitación- pasarlo bien -grita a lo lejos riendo
Miro a Parker quien parece mar de feliz.
-¿Y a qué viene esa estúpida sonrisa? -es una sonrisa de verdad, y no esa falsa que pone a veces, pero yo estoy cabreada igualmente- ¡acabas de perder veinte pavos!
-¿Y qué? ahora puedo estar contigo.
-¿te das cuenta de que acabas de pagar por estar conmigo como si fuese...? -no quiero decirlo en voz alta asique solté un gruñido- dudo que tan siquiera paguen por estar con Elisabeth
-¿Como si fuese qué? -alza una ceja y sé que sabe exactamente lo que estoy pensando- Tan solo he pagado por una película y unas palomitas – se encoje de hombros fingiendo que no sabe de qué le hablo.
Su irónica sonrisa –Que ahora mismo me da tanta rabia que quiero quitársela de un puñetazo-, hace que toda su inocencia al decirlo, desaparezca.
-ni en el cine es tan caro. -refunfuño aliviada por que haya sacado esa conclusión y no diga lo que ambos habíamos pensado hace unos segundos.
-sí, si vas acompañado.
-no cobran tanto por dos personas.
-ya, pero somos dos personas y un niño. -señala al pasillo por donde Max se ha ido y me doy cuenta de que me estoy comportando de manera muy infantil.- y quiero ver esa peli. -sonríe.
-¿no era demasiado ñoño? -pregunto más relajada cambiando de tema.
-Quizás lo sea... ¿Puedo pasar? - solo cuando lo pregunta me doy cuenta de que aún está en la puerta.
-eh… sí, claro. Entra.
Parker pasa y se queda mirando a su alrededor por unos segundos.
La entrada lleva al salón, así que es la sala en la que estamos ahora. Mientras Parker se acerca a una mesa donde observa una de mis fotos de pequeña, yo entro en la cocina poniendo los ojos en blanco.
La verdad es que no sé porque me he ido del salón, pero creo que es porque casi muero de la vergüenza cuando le he visto con mi foto
¿No vas a enseñarme la casa? -Parker entra en la cocina pillándome por sorpresa- Quiero ver más de esas fotos –sonríe irónico con esa cara a la que tan tas veces he deseado abofetear
como hace menos de dos minutos, por ejemplo.
-Pues mira, no. –Suspiro- ni está en venta ni quieres comprarla, así que no veo motivos para enseñártela.
Parker ríe.
-muy bien, ¿y entonces que quieres hacer? –dice acercándose lenta y provocativamente hacia mi
-Bueno, eh… -¡Mierda! Tenerle tan cerca no me permite pensar con claridad- voy a meter unas palomitas –digo lentamente- en el microondas.
-Brillante idea- sonríe.
Me da la sensación de que se está riendo de mí, por lo que me limito a meter una bolsa de palomitas en el microondas ignorándolo.
Segundos después de poner el temporizador, estoy pegada a la pared con su cuerpo tocando el mío.
No sabría decir como ha hecho eso tan rápido, pero antes de que me dé tiempo a reaccionar, le tengo tan pegado a mí que me cuesta respirar con normalidad.
No digo nada, ni siquiera me molesto en moverme.
Durante unos segundos nos quedamos quietos los dos. Nos miramos a los ojos, y ninguno a parta la mirada de los ojos del otro, sin embargo, me atrevo a decir que él me está sonriendo con su sonrisa de “Soy el mejor”. que novedad.
¿Lo peor? Que ahora no me molesta.
Estamos unos segundos más así mientras escucho el pequeño golpeteo de las palomitas en el microondas, es como si fuesen el segundero de un reloj sin ritmo. me relaja.
Me concentro en Parker y en sus ojos.
Sigo callada hasta que escucho un ruido que no logro adivinar que es, pero que en este momento me da igual.
Él se pega un poco más, a pesar de que yo creía que eso ya era algo imposible. Acerca su cara tanto a la mía que nuestras narices por poco se tocan, y se queda así.
A pesar de que yo quería que siguiese avanzando.
-¿No te huele raro por aquí? –Me mira alzando una ceja y ladea la cabeza marcando una dirección: el sitio en el que estamos.
Oh. Me encantaría que se acercase unos centímetros más, solo un poco, lo justo para besarnos…
Me sorprendo por mis pensamientos ¡puaj! ¡Es Parker! No puedo querer algo así…
Sin embargo sé que es lo que deseo. Deseo besarlo y me atrevería a decir, que lo deseo a tal punto que me molesta.
Y justo ahora, al verle esa estúpida ceja levantada –la cual en estos momentos ya no me parece tan estúpida-, me doy cuenta de que desde el primer momento, él actuaba como si fuese caer rendida a sus pies y él ya lo supiese. Y bueno, sencillamente eso es lo que ha pasado a pesar de que todos mis esfuerzos por intentar que no ocurriese algo así, pero no tenía derecho a comportarse como tal idiota.
-¿Qué? –me cuesta mucho concentrarme en sus palabras, las cuales creo que van con segundas.
Oh, ¡vamos! ¿Por qué se hace tanto de rogar?
¡Bésame! ¡Bésame! ¡Bésame! ¡Por favor!
-sí, ya sabes. Huele como si hiciese... mucho calor por aquí... -me guiña un ojo estirándose y solo entonces me doy cuenta que estaba encorvado para llegar a mi estatura- Como si algo se quemase… -Esas palabras son tan solo un susurro pegado a mi nariz.
Oh, ¿así que no soy la única que lo siente?
Ahora a sus labios les faltan tan solo un par de milímetros para tocar mi nariz, y mi respiración entre cortada debe darle justo entre la clavícula y el principio del pecho.
Le miro a los ojos, sorprendida por escucharle decir algo así. y me sorprendo aún más cuando me doy cuenta de que estaba mirándole a los labios desde hacía unos largos segundos en vez de haber mantenido nuestro reto de miradas en los ojos. y lo peor es que no me había dado cuenta hasta ahora, por lo que no sé cuánto tiempo llevo haciendo el ridículo.
Me ruborizo avergonzada.
-ya... eh... yo también lo siento -creo que son las palabras que más me ha costado decir en toda mi vida. Me resulta muy vergonzoso admitirle que es capaz de crear algo así en mí.
Suelta una carcajada -cuyo motivo no logro entender- y se aparta con un gesto elegante de mí.
Me desilusiono. ¿Que he dicho que le resulta tan gracioso?
Se gira a la encimera de la cocina y abre la puerta del microondas.
Se vuelve a apoyar como estaba al principio, sobre mí y se acerca a mi oído de un modo muy seductor, donde susurra:
- no, Alison. Me refiero a que huele a quemado -respira en mi cuello, lo que me crea infinidad de sensaciones y añade- las palomitas, -hace una pausa- ya están listas.
Oh. Mierda. La he cagado hasta el fondo.
Estoy enfadada. No sé si con él por jugar conmigo de esa manera y ser consciente de ello, o conmigo por ser tan ilusa, pero estoy realmente enfadada.
Sin embargo no quiero que él se entere por lo que me limito a fingir que todo va bien y que ya sabía que me hablaba de eso desde el principio.
-pues no sé a qué esperas. Vamos a ver la película, ¿no?
Cuando mama llego a casa, la escenita del microondas había quedado completamente olvidada, de echo cuando entro, solo vio a un niño durmiendo en uno de los dos sofás, y a un par de adolescentes inocentes viendo una película sentados en el otro, con un bol de palomitas entre los dos, separándolos.
Al parecer había sido una falsa alarma y la cosa en el hospital no fue tan grave como parecía por lo que llego a casa antes de lo previsto. yo ya esperaba una bronca por llevar a chicos a casa, pero lo bueno de haber sido muy obediente durante 17 años, era que en el fondo, aunque no lo admitiese, confiaba en mí. También sumo puntos el que no me vio morreándome con Parker y que la película era de dibujos, por lo que pensó que la pusimos para entretener a Max. Bueno, eso suma varios puntos y lo tendrá en cuenta. Perfecto.
Como la película iba por la mitad cuando llegó, pero era la hora de cenar, dejo que pidiésemos unas pizzas mientras veíamos la película y Max aseguraba no haberse dormido. JÁ. Ya, claro.
Después mama medio me obligo a acompañar a Parker hasta su casa porque era de noche y dado a que vivíamos lejos del centro, podía perderse.
Mientras que yo no paraba de repetir que sabría volver, él insistía en que le acompañase "por si acaso" se perdía.
No era la primera vez que venía por lo que sabía de sobra el camino, pero yo no iba a decir eso delante de mi madre porque ella, lógicamente, no tenía ni idea. Por lo que al final me toco ir.
Sin embargo, ahora en medio de la noche, a solas, caminando por la ciudad, no quiero separarme de él, y por lo que veo Parker no parece tener prisa por irse.
De hecho me ofreció dar un paseo, y como mi madre no sabe el sitio exacto en el que Parker vive, acepte encantada. Asi que en vez de ir por el camino corto, estamos yendo dando un rodeo a la playa y a las tiendecitas de los alrededores.
No sé cuándo ni como ha ocurrido, pero ahora nuestras manos están entrelazadas y se balancean al mismo tiempo que andamos.
No recuerdo ser yo quien le diese la mano, y el no parece uno de esos tipos de chicos que lo hacen, por lo que debió de ser algo mutuo. No hemos hecho comentarios al respecto y yo lo prefiero así porque me daría vergüenza admitir que me encanta como estamos.
Parker mira nuestras manos entrelazadas mientras caminamos y se para alzando una ceja sonriente, sin dejar de mirarlas.
Oh, no. Antes lo pienso y antes llegan los comentarios al respecto.
Hago un pequeño amago para soltarle, pero él me aprieta la mano evitando que lo haga y me mira a los ojos esta vez sin esa sonrisa, más bien, preocupado.
-¿no te gusta? –Me sorprende el miedo que siento en sus palabras. ¿Qué le pasa? Este no es el Parker con el que estuve hace media hora en casa.
-¿Qué...? ¡No! Ósea, que si –siento como se me calientan las mejillas al ruborizarme- Me... me encanta –estas dos últimas palabras son un susurro tan bajo que supongo que apenas me habrá entendido, pero para mí igualmente significan muchísimo, porque acabo de admitir –en voz alta- que adoro esta situación.
Una tímida sonrisa -que hace que mil mariposas se revuelvan en mi interior- asoma en sus labios y se refleja en sus ojos. ¡Nunca pensé que vería este tipo de sonrisas en él!
Y de pronto, Cuando más asombrada estoy, me besa.
Cuando sus labios rozan los míos, lo hacen desesperados. Todos mis músculos se tensan involuntariamente mientras que él coloca sus manos en mis mejillas atrayéndome hacia su cuerpo, cada vez con más intensidad, abriéndose paso entre mis labios para profundizar el beso. Sé que es impulsivo, pero esto no me lo esperaba en absoluto.
Un torbellino de sensaciones me inunda haciendo que mis músculos se relajen. Cierro los ojos y me dejo llevar saboreando el momento.
La suave luz que desprenden los pequeños puestos de la playa. La brisa marina. El ruido del agua chocando contra las rocas. Es la mayor sensación que he tenido nunca.
Todo lo que hay hace que el ambiente sea perfecto. El deseo crece en mi interior camuflado entre la necesidad de besarle y la angustia de no tener suficiente solo con eso. Se separa unos instantes y me sonríe.
-¿Me acabas de besar? –pregunto intentando fingir que no ha sido para tanto, mientras que mi acelerada respiración me delata.
-Sí, ¿porque? -dice orgulloso-Nunca encontraba el momento perfecto, y si encontraba el momento, no era el lugar... pero es un alivio saber que ya he superado uno de mis mayores miedos. Lo he hecho. –Su sonrisa en estos momentos me parece lo más bonito que he visto nunca. No es tímida, sino segura y sincera, pero es igual o incluso más hermosa.- Te he besado
-¿en público? –Como no soy capaz de responder nada después de eso, pero no quiero quedarme callada, uso mi comodín de ir al lado fácil- ¡Pero si eso era ilegal
-Para tu información, solo es ilegal cuando lo hacen otros. –sonríe mirándome directamente a los ojos, pero esta vez, en vez de intimidarme, consigue aumente el número de mariposas en mi interior
- ¡Pero qué poca vergüenza! -rio- deberías disculparte a todas las personas de la playa
- No voy a pedirles perdón -dice empezando a andar
-Entonces, -le agarro la muñeca porque no quiero que esto termine- pídemelo a mí -Tiro de su muñeca atrayéndolo hacia mi hasta que volvemos a estar frente a frente
-¿a ti porque? -Me mira confundido frunciendo el ceño
-por no haber terminado lo que acabas de empezar -le doy un corto y tímido beso y noto que sonríe en mis labios.
- Así que... ¿Quieres hacer cosas ilegales? –dice agarrándome por la cintura atrayéndome a él.
Aunque estoy medio embobada, pillo el doble sentido de lo que ha dicho.
- No sueñes –pongo los ojos en blanco pero una sonrisa dibujada en mis labios hace que desaparezca toda pizca de irritación que hay en mi rostro- solo besarte
-¡Wow! Eres toda una chica mala -ríe- Al final vas a superarme
Creo que nunca habríamos sabido toda la confianza que tenemos el uno en el otro, de no ser por lo que ha ocurrido esta noche.
Llegamos a su casa, le suelto la mano y le sonrío en forma de despedida.
Él me sonríe también y se da la vuelta, pero en vez de entrar en su casa, da un pequeño rodeo al edificio. Qué raro.
Se ha ido sin más por detrás de la casa, no hay ni un buenas noches, o un me alegro de haber ido. La verdad es que no me habría importado que esta despedida se hubiese dado ayer o cualquier otro día, pero justo hoy… Me parece un poco fría para todo lo que acaba de pasar.
Doy la vuelta y en este instante, con la mente fría, mirando la calle vacía y la oscuridad que la habita, un escalofrío me recorre toda la columna vertebral.
Suspiro y empiezo a andar hacia casa. Para que mi madre no sospeche nada o me haga preguntas, debería de llegar a casa aproximadamente en unos diez minutos, pero para llegar a casa tardo veinte minutos corriendo, por el camino corto.
Me daría por vencida, pero hoy he descubierto que la esperanza es lo último que se pierde, además después de todo esto, nunca me he sentido tan viva y con tanta energía.
Empiezo a correr.
-¡Espera! –paro y me doy la vuelta. Miro hacia donde proviene el grito de Parker. Escucho un motor y cinco segundos después le tengo a mi lado subido en una moto- ¿A dónde vas?
-Yo… eh... –esto sí que no me lo esperaba. ¡Es un acosador!- A casa.
Estoy fatigada de correr por lo que empiezo a andar. Parker no se queda atrás y avanza impulsándose con los pies cada pocos segundos, como si llevase un patinete, para ir a mi ritmo
-¿Y esas crees que son maneras de despedirse? –Me muerdo el labio para evitar sonreír. ¿Pretende regañarme?
-Fuiste tú quien te diste la vuelta para entrar en casa –o lo que fuera que hiciese.
-No, yo fui al garaje en busca de mi moto para llevarte a casa.
-No sabía que tuvieras moto –le miro frunciendo el ceño- ¿y para que me vas a llevar a casa si acabo de llevarte yo a ti?
-Pues sí que tengo. –Guiña un ojo- Ambos sabemos que yo se ir a mi casa, solo quería estar a solas contigo, para… Bueno, ya sabes. Y no pienso permitir que vayas sola hasta tan lejos.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Llevarme volando?
-En la moto –dice como si fuese obvio
-¿Y si no quiero?
-Oh, vamos. ¿Sigues sin confiar en mí?
-No es eso. Es que mi madre estaría en contra de que subiese.
-Pues no se lo digas. ¿No ibas a ser mala?
-Ya, pero…
-¿Subes o qué? –Me interrumpe- Se está haciendo tarde
Mierda. En eso tiene razón. Estoy perdiendo mucho tiempo.
Miro la moto con recelo. No tengo otra opción.
-Está bien- digo a regañadientes parando de andar.
Parker sonríe y se quita el casco. Segundos después me lo da a mí
Me lo pongo y subo en la moto detrás de él. Me agarro a su abdomen notando sus músculos.
-¿Lista? –pregunta girando el cuello para mirarme arqueando una ceja.
-Sí. Y por favor, no vayas muy rapid… La velocidad con la que arranca es tan brutal que el ruido del motor y el viento en contra de mi cara ahogan mis palabras transformándolas en un grito.
Escucho su risa amortiguada y sé que lo ha hecho aposta. Gruño enfadada y me agarro a él más fuerte. Pongo los ojos en blanco al darme cuenta de que el espera esa reacción y le clavo las uñas en el estomago
-¡EH! –Esta vez, la que ríe soy yo- No debes de tener mucho miedo si eres capaz de crear un accidente… -grita por encima del ruido del motor con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Crees que podría verte mañana? -dice aun con sus labios rozando los míos- Necesito decirte algo
-¿Y porque no ahora? –Parker ha parado a dos calles de distancia de mi casa para que mi madre no sospeche. Aún quedan dos minutos para que sea un poco tarde, así que con decirla que nos perdidos me bastará.
-Sería un idiota si me atreviese a estropear este precioso momento interrumpiéndolo. –dice besándome otra vez.
Mmmm, podría acostumbrarme a esto.
-¿No es un poco tarde ya para eso? –digo sonriendo. Si estas palabras las hubiese dicho hace horas, quizás habría puesto los ojos en blanco o me habría molestado, pero ahora, después de besarnos, solo hay complicidad en ellas. Y eso me gusta.
-Sí, tienes razón. Soy un desconsiderado -sonríe en mis labios y justo en ese momento me siento la persona más completa del mundo. Nunca había sentido esto, ni siquiera con Peter, por lo que vuelvo a besarle sin responder segundos antes de correr hacia casa sintiendo la sonrisa de Parker –observándome desde la moto- pegada a mi nuca.