Capítulo 15

 Me despierta el sonido del despertador. Abro los ojos y lo primero que veo ante mí, son un millón de fotos flotando a mí alrededor. Miro hacia el techo en busca de la enorme foto y recuerdo la foto tumbada. Sonrío. Me levanto de la cama voy hasta el baúl apartando con la mano las fotos que se ponen ante mis ojos a medida me voy acercando. Cuando llego, cojo la foto y la miro. Justo en ese instante aparece una de Dean hablando conmigo. Sin soltar la foto enmarcada agarro la cuerda que une el globo y la otra imagen y, con ambas, voy hacia la cama. Me siento, en el borde, con las piernas cruzadas al igual que los indios, y dejo la fotografía en la que salimos Ethan y yo sobre mi regazo. Observo la del globo.

Dean y yo nos estamos mirando mientras sonreímos. Él tiene algo en la mano -que no se aprecia bien sobre el papel, pero que debe ser algo que sirve para dirigir el globo aerostático- y está inclinado hacia atrás, como si hiciese fuerza sobre lo que sujeta. Supongo que esa foto es de cuando intento cambiar de dirección al globo. Su cara me mira atentamente, como si estuviese tan acostumbrado a dirigir el globo que no necesita ni mirar lo que hace. Sus azules ojos penetran en los míos intimidándome. Cuando hace eso tengo la impresión de que con su mirada es capaz de meterse en mi cabeza y leer mi mente, en esos momentos me siento desnuda hacia él. Siempre que lo hace, deseo apartar la mirada lo antes posible, pero como mi orgullo no me permite abandonar tan rápido suelo mantener la mirada todo el tiempo que puedo: No más de unos segundos, por lo que aun así pierdo ya que él podría tirarse horas mirándome de esa manera. Alguno de sus mechones de pelo negro cae débilmente por su frente. Debería de cortárselo un poco. No mucho, lo justo para que no le tape parte de su rostro, ya que este es muy agraciado y sería una pena ocultarlo.

Yo le muestro una sonrisa tímida y nerviosa, a causa de su mirada Como ignoramos la existencia de la cámara, la foto es natural y sincera. Las sonrisas que mostramos, no son para posar en una foto, sino porque estar juntos nos crea esa felicidad.

Suelto el globo y este, rápidamente, se aleja volando hacia el techo hasta mezclarse con los demás y apartarse de mi vista.

Miro la foto enmarcada de Ethan y mía. Esta foto está hecha desde el móvil de Harry -el hermano de Sarah- a la salida del instituto. Ambos llevamos las mochilas de clase. Yo cuelgo de su cuello mientras él me agarra de la cintura, en un tierno abrazo. Ambos mostramos una radiante sonrisa, pero esta no llega hasta nuestros ojos. Los ojos de Ethan son de un color caramelo con tonos verdosos muy bonitos, y le sientan muy bien con su pelo castaño claro y su cuerpo de atleta. Sin embargo, nuestras miradas están apagadas, si las comparamos con el brillo que desprende cada una de las fotos con Dean, que vuelan por mi habitación. Aunque bueno, lo cierto es que eso puede que sea más culpa mía que de Ethan.

No quiero ser injusta, aunque al juzgar nuestro amor por el contexto de una foto, sea exactamente lo que estoy haciendo. Vale, soy consciente de que después de ver la foto de Dean, Ethan lo tiene muy difícil, y sobre todo si es con esta foto, pero como no suelo estar acostumbrada a las cámaras, no suelo dejar que me hagan fotos, por lo que esta es una de las mejores que tenemos de ambos juntos. Por eso la enmarqué.

Mi teléfono suena. Me estiro para cogerlo de la mesita de noche. Es un mensaje de mi madre:

-¿Te has despertado ya?

Como mama trabaja desde por la mañana,  no está en casa a estas horas. Además, yo tengo el sueño muy profundo  y es por esto que me suele enviar un mensaje para confirmar que estoy despierta y así asegurarse que llegare a tiempo a clase. 

Escribo un rápido “Sí.”  Dándome cuenta de que si no me preparo ya, llegare tarde al instituto. Me levanto de la cama y dejo el marco otra vez en su sitio.