Capítulo 15

Llegamos a casa de Parker entre risas y me abre la puerta. Nada más entrar escuchamos el ruido de una puerta cerrarse y me hace un gesto llevándose un dedo a los labios para que me calle y yo obedezco en el acto. Inmediatamente saca su pistola de la mochila -donde se supone que solo deberían de estar los libros para clase- y apunta hacia el pasillo que tenemos al lado.

¡Un momento! ¿lleva la pistola a clase? ¿¡Pero esto que es!? 

Un brazo lo tiene hacia el frente agarrando firmemente la pistola y el otro lo tiene extendido hacia el lado en el que estoy yo poniéndolo delante de mí, no sé si para protegerme o para evitar que le adelante. Sus musculosos bíceps quedan a la vista bajo su fina camiseta negra de manga corta, y aunque no me toca con la mano que tiene en mi dirección, deseo que lo haga.

 Avanza lentamente muy sigiloso por el pasillo, y me recuerda a cualquier documental de un lince a punto de dar caza a su presa. Por un momento me quedo quieta mirando como camina con su habitual elegancia sin hacer un solo ruido o sin hacer un solo movimiento innecesario aparte de seguir caminado y parpadear. Pienso en que debería esperarle en la puerta principal ya que si hay alguien en su casa solo podría meterme en problemas, por lo que me quedo quieta donde estoy.

Él desaparece por el pasillo y el miedo me invade. Esto está muy tranquilo y me hace sospechar que si hemos escuchado una puerta cerrarse es porque hay mínimo una persona a parte de nosotros dos en casa y puede que haya más gente por otras zonas de la vivienda. Siento que un escalofrío me invade y corro sin hacer mucho ruido hasta Parker pensándomelo mejor lo de quedarme sola. Lleva razón, admito a regañadientes en mi interior: Con él a mi lado me siento protegida. Me acerco a él y me agarro al brazo que aún tiene extendido. Se gira sorprendido de golpe y por suerte se da cuenta de que soy yo antes de acabar de apuntarme con el arma.

-¿Se puede saber dónde te habías metido? -Susurra- y no hagas tanto ruido- añade molesto.

Está llegando al final del pasillo, lo que nos dejara dos opciones: Una puerta a la que nunca he entrado y la habitación a la que he decidido llamar "La sala de la investigación  prohibida"

-¡No he hecho ruido! -Le susurro con el mismo tono

-Eso es cuestión de opini... -Un ruido suena en la habitación de la derecha y Parker abre la puerta de golpe apuntando al frente con la pistola. 

Ian se gira asustado al escuchar que la puerta se ha abierto de golpe y  grita al ver a Parker apuntándolo con la pistola. Me relajo al ver que solo es Ian y me fijo en la habitación. Es una cocina, también en esos tonos de mezclas de blanco y negro teniendo esa estética de un diseño típico de una casa de lujo.

-¿Parker? -se quita los pequeños cascos con los que estaba escuchado música y le mira aturdido. Creo que ni siquiera se ha fijado en que estoy aquí. La verdad es que no le culpo. Yo tampoco me habría fijado en el si tuviese a Parker apuntándome con  una pistola. Y bueno, sin pistola habría hecho lo mismo. Parker es Parker y él es capaz de llamar la atención de cualquiera aun sin intentarlo.- ¿Que…Que estás haciendo? -Levanta los brazos colocándolos a ambos lados del cuerpo. En una mano tiene un trapo y toda la cocina esta reluciente.

-Oh. Solo eres tu -Parker baja el arma- perdona, no pretendía asustarte. -Se guarda la pistola en la cintura entre los pantalones y el cinturón, no sin antes darla una vuelta entre los dedo, demostrando así toda la habilidad y confianza que tiene con ella- No sabía que vendrías tan pronto.

-Ya eh... bueno... hace tres días tuve que... irme antes a la universidad y no pude terminar de limpiar así que pensé en venir antes de hora... para que no se quedase acumulado. -Parece nervioso y aunque Parker ya ha guardado el arma, él sigue con las manos en alto.

-Ah, vale, aunque sigo pensando que te esfuerzas demasiado -Parker se gira más relajado y acerca la mano al pomo de la puerta de enfrente, la de su habitación. Se queda parado unos instantes. Me acerco a él. 

Tiene el ceño fruncido y mira la puerta entre abierta. Se vuelve a girar mirando a Ian, quien ya ha vuelto al trabajo con los auriculares puestos.

-¿Has tu...? -Parker se calla y le mira unos instantes. Ian no parece darse cueta ya que  esta limpiando como si nada. Parker niega lentamente y empuja un poco la puerta para entrar en la habitación.- Yo juraría que deje cerrado...- entra murmurando estas palabras y algunas más que ya no alcanzo a oír mientras se saca la pistola de la cintura y la deja en la mesa. Después sale y me hace un gesto para que le siga.

-Hasta luego -Me despido en un susurro de Ian ya que no le he dicho nada desde que le he visto y no quiero parecer maleducada. Él me hace un gesto con la cabeza lo cual me sorprende porque antes de yo hablar juraría que no estaba mirándome y sigue con los auriculares en los oídos, por lo que no ha podido escucharme a menos de que los tuviese apagados. ¡Vah! Esto solo son tonterías de mi imaginación.

Ian sigue limpiando aun nervioso o... preocupado o... -¡como sea que se encuentre!- Mientras Parker y  yo nos vamos de ahí.

Sigo a Parker por el pasillo hasta el salón. Se sienta en el sofá sin hacer ningún comentario. Tiene los codos en las rodillas y se sujeta la cara con las manos mirando al suelo. 

Me siento a su lado despacito intentando no molestar.

Su mirada está perdida en las baldosas, y me doy cuenta de que es lo único que no es de esos colores blancos y negros. Lentamente levanta un poco la cabeza y se sujeta la barbilla con los pulgares y me habla aun con la mirada perdida

-Lo nuestro nunca podrá funcionar y ambos lo sabemos.

Me sorprende que sea tan directo. Ósea, sé que es Parker y que él siempre es directo, pero no imagine que pudiera serlo tanto o para decir algo así. 

-¿Que…? Parker, ¿porque dices eso? además, nosotros no tenemos nada. –Sus palabras me duelen tanto decido ir otra vez a lado fácil y disimular como que no sé de qué me habla.

-Ya, pero está claro que yo siento cosas por ti, y Sky dice que tú también lo haces por mí. Sin embargo nunca podríamos llegar a nada juntos o como pareja. El otro día, en el tren, me di cuenta. -Suspira y se pasa las manos por el pelo. Me mira a los ojos- Sé que no quieres hablarlo, pero yo necesito decirte que ahí fue cuando me di cuenta de que nuestras vidas son muy diferentes. Tu eres una niña buena y yo un chico incapaz de controlar sus emociones y no puedo cambiar

-No recuerdo haberte pedido que cambies

-pero quieres que lo haga

-No. ¿Porque iba a quererlo? Siento cosas por ti ahora que eres como eres. Si te cambiase ya no serias tú y no sentiría nada. -Me muerdo el labio, Ya está todo dicho: ya sabe que siento cosas por él, y ha salido directamente de mí.

-no lo entiendes, preciosa –resopla incapaz de expresarse pero sonríe al escuchar mi pequeña declaración al admitirle que siento cosas por él.

-¿El que hay que entender?

-Somos muy distintos. –Se levanta más decidido y se pone enfrente de mí- Desde que me he propuesto encontrar a mi madre mi vida cambió  y ahora soy quien soy. Nunca volveré a ser como fui y si lo hago, si cambio lo cual no creo que haga nunca, será porque ya sepa que pasó con mi madre. Por el contario tú no has sufrido nada que te haya obligado a dar un cambio tan radical por lo que  sigues siendo una chica normal a la que le gusta pasar el viernes por la tarde comiendo chocolate bajo una manta mientras ve una película con su mejor amiga. Sin embargo mis tardes del viernes son en descampados aprendiendo a disparar o delante del ordenador buscando información hasta las tres de la madrugada. ¿Y sabes porque hago eso? Porque vivo solo. No tengo a nadie controlándome o diciendo que tengo que hacer a cada momento. Soy una persona libre que hace lo que quiere cuando quiere teniendo la seguridad de que nadie va a regañarme si tengo una mala conducta. Y si, sé que eso está mal y que si nade está ahí controlándome, debería ser yo lo suficiente responsable y maduro como para controlarme y ponerme mis propios límites. Pero seamos sinceros. ¿No es ya un poco tarde para eso? Estoy seguro de que tú, si te quedases completamente sola a los 17 años intentarías rehacer tu vida sin riesgos, pero yo pienso que al estar completamente solo debo vivir mi vida al límite, además, ya no tengo nada que perder y no pasara nada si en vez de ser el chico perfecto de matrícula de honor soy el chico que en vez de ir a clase está durmiendo hasta tarde o borracho con amigos ¿No lo ves? Somos incompatibles.

¿Y que se supone que debo responder yo a eso? Parker esta callado mirándome atentamente, por lo que sé que espera que diga algo. 

Pienso rápidamente.

-Dicen que las personas distintas se atraen, como los imanes. -ale, ya he soltado una de mis estúpidas frases. ¡Yuju!

Parker sonríe ante la estupidez que he dicho y yo me arrepiento en el acto de haber hablado sin pensar. Le miro sin decir nada más y veo que en su sonrisa hay cansancio acumulado o incluso arrepentimiento. Acaba de desahogarse soltando lo más profundo de sí mismo, y yo solo le doy esa respuesta... Sin esperármelo, como si fuese a cámara lenta, se deja caer hacia delante y queda de rodillas  en el suelo mirándome. Agarra sus manos entre las mías y suspira.

él está de rodillas frente a mí, agarrándome las manos mientras que yo estoy flipando sentada en el sofá. Cualquiera diría que se va a declarar, pero yo, por la forma desesperada en la que se ha tirado al suelo sí que va a hacer todo lo contrario. me mira fijamente a los ojos y sé que lo que va a decir no me va a gustar

-¿Por qué me lo pones tan difícil? -Ya lo ha dicho y a pesar de no ser lo que esperaba que dijese me duele igual. no por lo que dice si no por el dolor que transmite. Parece que me está pidiendo piedad justo antes de matarle, con la esperanza de que yo cambie de opinión segundos antes de hacerlo.

Bien. iré otra  vez a lado fácil. Disimular.

-Es que sinceramente no sé cuál es el problema.

-El problema es que todo chico malo quiere a una chica buena que sea mala solo por él, y toda chica buena quiere a un chico malo que sea bueno solo por ella, pero ninguno estamos dispuestos a cambiar.  –Cierra los ojos y espera mi respuesta.

Por fin me doy cuenta de lo que pretende decirme: Quiere que no volvamos a vernos para así no sentí nada más. Para olvidarnos el uno del otro. Como si aún estuviésemos a tiempo de alejar lo que sentimos. JÁ. Para mí ya es demasiado tarde y no soy de esas personas que se rinden fácilmente. Yo lucho por lo que quiero. Debo dejar de ir al lado fácil y de dar la cara. De abrir mis sentimientos al igual que hace el. Siento rabia por hacerle pasar por esto y yo intentar escaquearme así que suelto lo primero que se me pasa por la cabeza sin seleccionar la información o pensar si lo quiero decir o  no. Me pongo de pie y agarro sus manos con fuerza.

Lo digo y punto.

-¿Que...? No. yo no quiero estar con el chico más malo de la clase y convertirlo en el novio perfecto para presentárselo a mis padres, yo quiero ser tan mala como él y que hagamos travesuras juntos.

Quizás sea yo demasiado buena ya sea hora de que quiera cambiar. Además, a mí me da igual lo que piensen mis padres. Si en alguna remota ocasión Parker fuese mi novio, en un futuro, sería MI novio, no el de mis padres y ellos tendrían que respetarlo les guste o no. 

Sonrío orgullosa de mis palabras y él abre los ojos estupefacto.

-¿Qué...? ¿He escuchado bien? ¿Lo dices en serio?

-Sí, Parker. Estoy completamente segura de lo que digo. ¿Acaso quieres que te lo repita?

-Si, por favor. Repítemelo una y otra vez. No pares nunca. No dejes que se me olviden esas palabras. Recuérdamelo constantemente. –Parker no da crédito y me abraza la cintura con sus brazos aun de rodillas.- Nunca he sido tan feliz. Nunca.

Al pasar sus brazos por mi cintura pierdo un poco el equilibrio pero antes de caer sentada en el sofá, otra vez, él se aferra a mi cuerpo como si fuese lo único que le mantuviese con vida, evitando que me caiga. Aunque me atrevo a decir que él ni siquiera se ha dado cuenta de que me iba a caer, por lo que ha sido un abrazo muy sincero. De hecho no me ha soltado cuando he recuperado el equilibrio.

Sus manos, agarrando mi  espalda y atrayéndome a él hacen que se me ponga la piel de gallina y su cara contra mi vientre hace que suelte un suspiro.

¿Estoy completamente segura? Lo dudo. Me da miedo una vida con asesinatos y llena de pistolas, sin embargo cuando miro a Parker veo a un chico que me enseñara a sobrevivir y con el que me siento segura y protegida lo suficiente como para no tener miedo si le veo apuntándome con una pistola. Lo sé, es absurdo, pero no soy yo quien piensa, sino el Amor, y que yo sepa aun nadie ha descubierto una cura para esta enfermedad tan contagiosa que va matando poco a poco el lado erudito de cada persona.  

Bueno, digamos que tengo el ochenta por ciento de seguridad de que quiero hacerlo. y que al estar así agarrados no me da otra opción de que esos niveles suban hasta el noventa por ciento. Ya se encargara el de que sea un cien por cien. Además estoy segura de que cuando sepa defenderme tendré muchísima más seguridad en mi misma.

 

-mira Alison, sé que tengo secretos, sé que hay muchas cosas que no sabes de mí, pero si me dieses tan solo una oportunidad... -parece que realmente se está esforzando por encontrar las palabras exactas que decir- si me dieses... una semana. -de repente sale del mundo en el que esta absorto y me mira- ¡Eso es! solo necesito una semana. – sigue abrazado a mí por lo que se separa, rompiendo la magia de su eterno abrazo, y coge una de mis manos entre las suyas mirándome emocionado a los ojos. Sigue de rodias en el suelo y, si no fuese Parker, caería rendida a sus pies solo por la forma en la que me mira. -concédeme una semana para contártelo todo, es todo el tiempo que necesito. Pero debo pedirte algo.

Hay un silencio, en el cual los dos aprovechamos para mirarnos fijamente a los ojos. Es una mirada cómplice, en el que se podría decir que sus ojos sonríen amables a los míos, los cuales le devuelven la sonrisa. Supongo que ambos estamos muchísimo más relajados ahora que hemos estado tan cerca de perdernos el uno al otro y en vez de eso unirnos más. Ya sabemos hasta donde somos capaces de llegar. Absorta en sus ojos no me doy cuenta de que se ha callado para que yo también hable así que le respondo lo más sencilla posible sin comprender porque me dice esto ahora.

-¿El que me tienes que pedir?

-Necesito que me prometas que no te enfadaras cuando sepas toda la verdad  y... eh... también necesito que sigas confiando en mí después de saberlo todo. Sé que pensaras que te he fallado y todo eso, así que en vez de salir corriendo y no dejarme explicarme, escúchame -lo dice como si me conociese lo suficiente como para saber que me voy a enfadar. Esa manera de creer saber cómo es una persona antes de conocerla me resulta molesta e irritante ¿Desde cuándo me conoce? ¿Desde hace unas semanas? no es tiempo suficiente para saber cómo reaccionare ante una situación y ahora mismo deseo que me lo diga y yo no hacer ningún comentario para demostrar que no me conoce y que no me enfadare por aquello que cree que me enfadara. Y lo mismo pasa con lo de confiar en el, ¿porque cree que no lo haré?

-Vale, te prometo que no lo haré.

-Gracias, Alison. Significa mucho para mí que quieras venirte al lado “oscuro” –Hace comillas con los dedos sonriendo y vuelve a agarrarme la mano, creo que porque no quiere que rompamos ese contacto.- Solo por eso te contare todo de mí, incluso mi vida antes de su muerte, pero necesito una semana empezando hoy para poder atreverme a decirte más cosas.

-Está bien. Tomate tu tiempo –Me gustaría poder estar irritada con él. Poder decirle que tiene unos estereotipos de que yo me enfadare cuando me lo diga que no son ciertos. Pero ahora, al ver lo feliz que esta, al saber lo feliz que me siento yo a pesar de mi miedo al aceptar esto así sin pensarlo, no soy capaz de hacer otra cosa que no sea sonreír como una estúpida. Lo cual, de algún modo es mejor que ponerme a discutir con el porque le estaría demostrando que si me enfadaría.

Parker me quiña un ojo y se levanta del suelo.

-Ven, Sígueme. –Como si se le acabase de ocurrir una idea brillante, Parker sale del salón corriendo y yo tardo unos segundos en reaccionar y seguirle por el largo pasillo.

 Se dirige a las escaleras del otro día y sé que va hacia donde tiene el saco de boxeo con el que entrena.

-Eh... ¿Parker? –se gira y me mira, con la mano en el pomo,  justo antes de abrir la puerta- ¿No crees que deberíamos volver ya a clase? Se va a hacer tarde y no vamos a llegar a tiempo a segunda hora tampoco

-¡Ay! Alison, Alison... Cuanto te queda por aprender... -Sonríe- ¿Pero tú no querías ser una chica mala?

 

-Bien, esto es un cuchillo –Parker se pasa de una mano a otra un cuchillo de madera y luego lo mantienen una sola mano dándolo vueltas con completa confianza en si mismo.- imagina que voy a atacarte con él. ¿Qué harías?

-Eh... no lo sé... intentar ¿Quitártelo? –Se ha empeñado en faltar a clase todo el día para poder empezar con mi entrenamiento ¿Por qué tanta prisa? Mis padres no se enteraron de que falte el otro día, pero como se enteren de lo de hoy, no saldré de casa en un mes.

-Error. Venga, concéntrate. Es fácil.

-¿Pues entonces que hago? Nunca he estado en esa situación.

-Pues entonces ensayaremos mucho ya que ahora será lo menos que te pueda pasar en tu nueva vida. –Un escalofrío me recorre la espalda en el momento en el que decido que quiero esa vida. Parker gira el cuchillo hábilmente dejando la punta hacia él y el mango hacia mí, me extiende el cuchillo y yo lo cojo- actúa como si me fueses a atacar. –Me mira y yo dejo el brazo extendido con el cuchillo tal y como me lo dio. El aguanta sus ganas de soltar una carcajada, lo cual agradezco ya que debo estar ridícula- Bien. Lo primero que debes saber es que siempre que haya un chuchillo de por medio lo más seguro es que te cortes. Siempre. Incluso yo me corto. Sé que estarás pensando que entonces de que sirve enseñarte a protégete de algo cuando realmente solo te intento defender sin conseguirlo, pero necesito que seas consciente de que te vas acortar.

-Vaya. Que ánimos... -Cada vez estoy más asustada y estoy empezando a transformar mi miedo en sarcasmo, y eso en mi es peligroso.

-Alison, Sabes qué no es lo mismo darte un pequeño corte en un brazo que un pinchazo profundo en el estómago, ¿verdad? –asiento lentamente empezando a entender por dónde va.- Bueno, pues yo pretendo que lo máximo que te ocurra sea un pequeño corte en el brazo y no termines en el hospital. –Se gira y se coloca a mi lado con paso elegante. Me estoy dando cuenta que estos movimientos hábiles y seguros solo los tiene cuando está cerca de las armas.- Extiende el brazo. –hago lo que me dice sin comprender y extiendo el brazo que tiene el cuchillo hacia el frente. El me imita colocando el suyo a la misma altura que el mío en paralelo.- ¿Qué brazo es más largo?

Su brazo es unos centímetros más largo que el mío, pero yo tengo el cuchillo por lo que mi brazo se prolonga bastante más que el suyo. Seguro que es una pregunta trampa por lo que medito la respuesta. Ha dicho brazo por lo que no creo que se refiera a nada del cuchillo. Yo podía haber levantado mi otro brazo y se habría visto más claro que es el suyo.

-El tuyo. -digo sin dudar

-Error. – No sé qué me molesta más, sí que lo diga una décima de segundo más tarde que yo, como si esperase esa respuesta, o que ya es la segunda vez que me lo dice en tan solo unos minutos y va a empezar a pensar  que soy tonta.- Tu brazo tiene el cuchillo por lo que tú eres tu brazo y el arma, yo soy solo mi brazo. ¿Crees que si tú supieses usarlo yo podría quitártelo sin llevarme ningún corte? No. La respuesta es no, por lo que antes te equivocaste. Tienes que tener en cuenta de que si estuviésemos en frente el uno del otro, tú tienes ventaja ya que tu brazo corta y es más largo.

-¿Por qué hablas de mi brazo como si el cuchillo fuese parte de él?

-Porque de cierta manera forma parte de ti. Eso es lo que intento. Que no te den miedo y que los cojas con seguridad si en algún momento lo necesit...

La puerta se abre y Parker se calla.

-tío tenemos malas noticias –un chico al que creo que ya he visto antes en algún sitio pero que al moverse tanto no puedo ver su cara con claridad, entra en la sala y deja la mochila de clase en el suelo. Oh, bien. Viene de clase por lo que imagino que las clases ya han terminado y llevo aquí todo el día.- he hablado con ella y... -me mira unos instantes. Debo estar toda sudada y despeinada, ya que Parker me ha tenido durante horas dando golpes al saco, pero es como si el chico mirase más que lo superficial.- Yo a ti te he visto antes... -Sigue evaluándome con la mirada intentando decidir donde fue mientras yo lucho conmigo misma para no pasarme las manos por el pelo para peinarlo o romper este vínculo que tenemos con la mirada. Por fin hace un gesto dando a entender que ya lo recuerda - ¡Eres la chica del bar! La que se llevó a su amiga borracha –por fin le reconozco. Él es el chico de la barra que tonteaba con Sky. Asiento y Parker empieza a hablar

-¿Qué...? ¿Ya os conocéis? Que grabe error que fuese ese día... -Sé que está recordando lo que ocurrió poco después en el tren- conozco otras muchas maneras de conocerse y las cuales merecen la pena recordar

-tampoco fue para tanto, solo la vi cinco minutos en los que ni siquiera hablamos entre nosotros –El chico se acerca y me extiende la mano- encantado, soy Harry.

-yo soy Alison –Le doy un suave apretón- Espera un segundo... ¿Eres el Harry que estuvo saliendo con Elisabeth?

-¡Puaj! Si, ese soy yo, pero sinceramente preferiría que no se me asociase a ella –Hace un gesto de desprecio- nunca salimos juntos realmente. Y ahora, si no te importa, me gustaría hablar un momento a solas con Parker.

¿Me está echando? No es justo. ¡Yo llegue primero! Pues vale. Voy hacia la puerta si hacer ningún comentario fingiendo que no estoy enfadada justo cuando Parker me agarra del brazo

-¡Espera! Quiero que se quede.

-¿Qué? Pero iba a hablarte de... -Harry no sigue la frase pero está dando a entender a Parker que es algo intimo o secreto.

-Sí, lo imaginaba, sino no habrías venido tan rápido. Soy completamente consciente de que vas a decirme algo sobre la investigación, pero es que realmente quiero que ella este aquí. Ahora ella está dentro de esto ¿Acaso crees que si no fuese así estaría aquí entrenando?

-Está bien –me sonríe amable- perdona, no sabía que fueses parte de nosotros, bienvenida.

Rio ante lo que me acaba de decir Harry contenta porque Parker me defendiese por encima de su amigo .

-Bueno, pues la situación es esta: Después de haber estado mes y medio aguantando a Elisabeth -me mira unos segundos para volver a centrar su mirada en Parker- no me ha contado nada. Todo eso para que el único secreto que me revelase fuese que ha repetido dos cursos.

-¿Qué...? ¡No puede ser! Te juro que no te habría dicho que salieses con ella si no pensase que podía facilitarnos información.

-Eh... ¿Chicos? Perdón por interrumpir, pero... ¿De qué hablan?

-Harry estuvo saliendo con Elisabeth porque creemos que tiene un trato especial con mi padre. –Parker me mira- No me preguntes porque, pero tenía un odio excesivo hacia mí, y a raíz de la muerte de mi madre ahora odia a todo el mundo. Sé que solo era una hipótesis pero imagine que podía servirnos para localizarle a él o algo así. 

¿Están diciéndome que Parker conocía a Elisabeth antes de la muerte de su madre?

-¿Insinúas que Harry solo estaba con ella para sacarla información?

-Exactamente. Haríamos cualquier cosa por encontrar información.