Capítulo 12

Llegamos. El lugar que Sky elige es grande, pero hay mucha gente.  Nada más entrar me quedo parada por la impresión al ver que hay tantos borrachos a tan solo las siete de la tarde. Según Sky íbamos a un bar, pero yo creo que esto, aunque nunca he estado en una, es una discoteca. La música está muy alta para mí, pero Sky entra tranquila como si estuviese acostumbrada al local.

Un Pub.

 -Vengo mucho a este sitio. -Me mira como si yo necesitase una explicación- Por las tardes te dan lo que quieras aunque somos menores de edad, pero por las noches no porque esto está muy vigilado -Mi amiga tira de mi hacia la barra- observa -da unos cuantos gritos hasta que consigue llamar la atención del chico de unos dieciocho años que está al otro lado de la barra.- Dos Vodkas con Red Bull, por favor

 -¡Marchando dos Vodkas con Red Bull para las señoritas! -Nos guiña un ojo y se da la vuelta para prepararlo.

 El chico se mueve con elegancia mientras coge los vasos. Parece muy joven, quizás solo tenga dos años más que nosotras y es bastante atractivo. Las luces de colores transforman su pelo rubio ceniza, en el arcoíris, y también reflejan el sudor de su espalda en distintos tonos.

Estoy a punto de quejarme, de decir que yo solo tomare cerveza, pero me contengo porque sé que Sky no se tranquilizara hasta que me  lo tome, y que al final me lo tendré que tomar porque me hará sentir culpable por estropear su "diversión", resumiendo: Ni me molesto en quejarme porque sé que no merece la pena, al final siempre gana ella.

 Se gira y deja las bebidas en la barra pero sin soltarlas. Sky saca dinero para pagar pero él niega con la cabeza.

 -Invita la casa -Ella le sonríe y el vuelve a giñar un ojo.

Oh, bien. Resulta que aquí no te cobran si eres guapa. No me extraña que venga tanto...

 Sky Va a agarrar los vasos y él no los suelta, por lo que sus manos se tocan. Están los dos agarrando los vasos como tontos: Ella quiere las bebidas, por lo que no va a soltar, y las manos de él esta estratégicamente colocadas entre las manos de Sky y los vasos. ¿Hola? ¿Alguien me ve? Sigo aquí. El chico se da cuenta y desliza sus manos soltando el vaso y saliendo de los encanto de Sky. Sky se lleva nuestras bebidas a una mesa alejada de toda esa gente. Aquí hay menos ruido, por lo que decido hablar.

 -¿Estas segura de que vienes por la bebida? -Miro a Sky alzando una ceja

 -Hay bebida y hay chicos, -Da un largo trago a su Vodka y yo la imito con un pequeño sorbo- ¿Pensabas que me quedaría en casa?

 

 

Nos hemos reído mucho, hay una mini pista de baile y ahí es donde está la loca de mi amiga. la miro divertida pero mi sonrisa se borra cuando veo a una chica entrar. Sky me ve seria y se acerca.

 -¡Ey! ¡Anima esa cara! ¿Qué pasa? ¿Aún no has bebido suficiente?- coge su vaso casi vacío y termina su Vodka. Yo aún tengo el mío a medio empezar.

 -Sky mira -Señalo a la chica que acaba de entrar en el local. Elisabeth.- ¿Qué crees que hace ella aquí?

 -No sé... -Mira a Elisabeth y después al chico que nos atendió en la barra- Y no me importa -añade en un tono más serio.

 Elisabeth pasa por delante del chico y hace un gesto grosero con el dedo, después se sienta en una mesa con un señor mayor. El señor esta serio y no parece que sus comentarios sean agradables, pero aun así ella ríe cada vez que él abre la boca. Ambas, tanto Sky como yo, nos quedamos asombradas al ver el tipo de compañías de Elisabeth.

 -Dime que tú también estás viendo eso -Sky deja el vaso vacío en la mesa, con terror- Nadie ha echado nada raro en mi bebida, ¿Verdad?

 -No... Nadie - Frunzo el ceño. Creo que empiezo a estar mareada así que doy un largo trago a ese sabor al que me he ido acostumbrando- Podría ser su padre...

 -Creo... Creo que voy a traerme algo más ligero... -Las dilatadas pupilas de Sky me miran aun sin entender nada y yo siento que es como si se reflejase en ella mi confusión- Ahora vuelvo...

Sky se va a la barra y yo aprovecho el momento para sacar mi móvil disimuladamente y hacer un par de fotos hacia la mesa donde están. Miro mi móvil y veo las fotos. En una, ella sonríe mientras se enrosca un mechón de pelo entre los dedos y en otra, se muerde el labio seductoramente ¡Esta ligando con un señor que tendrá cincuenta años! De repente, siento arrepentimiento. No tenía que haber hecho las fotos. Eso está mal... Sin embargo, soy incapaz de borrarlas, supongo que el alcohol está empezando a hacer efecto sobre mí, porque guardo mi móvil, incluyendo las fotos, con la condición de que nadie sepa de su existencia a no ser que sea estrictamente necesario para un chantaje. Elisabeth se levanta y va hacia la barra. Se podría decir que lleva una minifalda tan corta que si llevase bragas, se las podría ver.

 Aún están atendiendo a Sky y yo temo que se encuentren, lo cual ocurre porque Elisabeth esta detrás esperando su turno. Le dan la bebida a Sky y ella saca monedas para pagar. Elisabeth pone una cara horrible mientras el chico de la barra intenta disimular su risa. Me acerco preocupada y veo que mi amiga está pagando en céntimos.

 -Uno... Dos... tres -Sky empieza a contar en voz alta todas las monedas de un céntimo que encuentra y las va dejando en la mesa- Cuatro... cinco... seis...

 -Oh, no me lo puedo creer -Elisabeth se lleva las manos a la cabeza.- ¿Te crees que eres la única? Date prisa

 -¿Oyes eso? -Sky deja de contar y mira al chico riéndose

 -¿El Qué? -El aludido responde sin saber a qué se refiere

 Hay una pausa y por fin mi amiga añade

 -No importa, ya ha parado -Resbala las palabras por culpa del alcohol.

 -Eres rara -Elisabeth pone los ojos en blanco

 -Oh, no. Es ese ruido molesto, otra vez. -Sky se tapa los oídos y yo rio al saber que se refiere a Elisabeth.

 -Déjalo ya...  -Digo acercándome con un billete en la mano

 -Valeeee mamá - Sky rueda los ojos- Pero pago yo con mi dinero -Sky sigue sacando moneditas.- ¡Oh, no! ¡He perdido la cuenta! voy a tener que volver a empezar de nuevo

-¿Y tú qué haces aquí? -Elisabeth se dirige hacia mi- Pensé que eras una mosquita muerta, no que venías de copas.

Vaya, ¿Quién lo iba a decir? Ya somos dos las que nos sorprendemos, pienso irónica.

-A tu salud -la sonrió forzada, hago una inclinación de mi vaso hacia ella y después doy un largo trago al vodka que tengo en la mano, y a pesar de que no me gusta, finjo que su sabor es delicioso.

 -Bueno, ¡ya está bien! -El acompañante de Elisabeth se ha puesto de pie- ¿No puede ir sirviendo a esta señorita -Señala a Elisabeth con la cabeza- Mientras ellas -Nos mira a Sky y a mí y escupe las palabras con  desprecio- buscan el dinero que recaudaron pidiendo en el metro?

 Sky se acerca un poco al señor y veo que se tambalea

 Perdone, -Se señala la nariz- ¿tengo un moco colgando? Creía que me lo había quitado.

 

 

Nos subimos al tren. Está lleno de gente, por lo que vamos apretado.

 Estoy mareada así que a pesar de que Sky está borracha me apoyo en ella.

-¿Tienes frio? Si quieres puedo calentarte –Me giro y veo un señor de unos cuarenta años hablándome. Disimulo como que no le he escuchado pero unas insistentes pataditas impiden que me desconcentre de el- ¿Os apetece jugar conmigo? –El señor sigue insistiendo y yo empiezo a tener miedo. Sky está borracha y no se entera de nada por lo que empieza a reírse.

 Las pataditas aumentan su fuerza según nos acercamos a la parada, por suerte es la nuestra y debemos bajarnos. El tren frena y Salimos del tren y me aseguro de que ese hombre ya no está. Se me cae el alma a los pies al ver que se baja detrás de una mujer y nos sonríe. Echo a correr hacia otra de las vías de tren con Sky a mi lado, quien va un poco más torpe. Él nos sigue y lo que más miedo me da es que no parece borracho. Subimos las escaleras mecánicas y me giro para ver si está muy cerca. Por suerte le estamos dejando atrás entre toda la gente, pero eso no parece importarle y aun así avanza lentamente y decidido, provocándome escalofríos.

Con Sky a cuestas, a quien parece que la botella de agua que compró empieza a hacer su efecto, Camino de prisa hacia nuestro próximo tren. Quedan dos minutos para que llegue y nos habremos librado de todo. Sin embargo él ha acelerado el ritmo con lo que  parece estar a punto de alcanzarnos y aunque parezca mentira va al mismo anden que nosotras. Nos ve y camina hacia nuestra dirección y yo tiro otra vez de Sky, quien ya no se ríe y parece intentar ponerse seria. Supongo que se da cuenta de la situación porque se mete entre la multitud sin protestar. Nos movemos lentamente intentando disimular ser unas pasajeras más que solo buscan una posición mejor para subir al tren y aprovechamos ocultándonos entre la gente que se ha puesto de pie porque queda menos de un minuto para que llegue el transporte. El tren aparece y yo miro disimuladamente hacia el enorme reloj que tengo detrás como si tuviese prisa a pesar de que es un señor de chaqueta azul lo que realmente me incomoda. Le veo subiendo tres vagones detrás del que subo yo y suspiro aliviada. Ayudo a Sky a subir ya que ahora es ella la que esta mareada y confundida y hacemos el camino de las dos paradas que nos quedan sin hablar, imagino que ella también esta alerta por si él cambia de vagón buscándonos. Me empiezo a relajar al ver que ha pasado una parada y que el tren ya va a llegar a la nuestra sin que se haya tomado las molestias de buscarnos.

 Llegamos a la estación y un montón de gente se baja. Es nuestra parada por lo que suspiro aliviada aunque salimos del tren aun con miedo. Sky señala un punto azul entre la multitud, y mi miedo aumenta al descubrir que es él. El señor con la chaqueta azul esta delante de nosotras pero al haber tanta gente separándonos no nos ha visto. Por suerte ahora es él el que va delante asique nosotras podemos vigilarle mientras él sospecha que estamos ahí, entre toda esa gente. 

-Esperemos a que se vaya -Sky me agarra del brazo- No tenemos tanta prisa por llegar a casa

Asiento levemente sin dejar de mirarlo. El baja las escaleras de salida y ya no le puedo ver. En ningún momento miró hacia atrás, lo que me parece un poco sospechoso. Como estamos en la planta alta, corro hacia el cristal más cercano y miro hacia abajo. La mayoría de la gente ya ha salido vuelvo la mirada hacia tras y veo que en la planta de arriba solo quedamos nosotras. Sky suelta un grito ahogado.

-Alison... Ven a ver esto -En su voz se nota el miedo, por lo que miro al otro lado del cristal al punto que señala.

 Veo que debajo de nosotras delante de la puerta de salida, hay tres hombres. Uno de ellos es el señor de azul, los otros dos charlan distraídos dándonos la espalda, por lo que no puedo verles, pero se que van con él. Sky retrocede un par de pasos y yo no puedo reaccionar durante unos instantes.

-Voy a llamar a Peter -Sky saca su móvil y yo tengo una leve sospecha de algo, pero antes de ver que es con claridad, se desvanece en el alcohol- ¿Peter? -Sky habla al teléfono -Soy yo, Sky. Estamos en la estación. Unos tipos nos han seguido. -Sky hace una mueca y mira el teléfono- Me ha colgado

 ¿Así que no es un trato especial que tiene conmigo? ¿Lo de ser idiota es con todo el mundo?

-Voy a llamar a Parker -Sé que me regañara pero debo hacerlo porque sé que se enfadara más si no le aviso. En realidad sé que no tiene motivos  para enfadarse, pero sospecho que sacara su instinto protector y lo hará de todos modos. Noto unos pinchazos en mi cabeza por culpa del alcohol y del esfuerzo al pensar las cifras de ese número que me cuesta recordar. Llamo dudosa aguantando la respiración, pero suelto el aire de golpe al oír su voz al otro lado de la línea- ¡Parker!

-¿Alison? ¿Eres tú? ¿No estabas de fiesta? -Lo dice nervioso, pero no preocupado. Como si ya lo supiese y estuviese haciendo otra de sus actuaciones pero no supiese si le está saliendo bien o no. Escucho una puerta cerrarse de golpe, imagino que la de su casa que da a la calle y temo por que deba de ir a algún lado y no pueda venir a ayudarnos.

-Sí, pero Sky estaba muy borracha y nos echaron del local -Sky refunfuña algo sobre que no estaba tan borracha y que solo se estaba divirtiendo y yo la ignoro- Estamos en la estación de tren, unos tipos nos han seguido. ¿Puedes venir? 

-¿Que...? ¡Claro! dame unos segundos, ¿estáis las dos bien? – Habla entrecortado, como si estuviese corriendo. Arrugo mi nariz confundida. Está claro que era la puerta y que ahora va a algún lugar con prisa ¿Viene aquí? Por alguna extraña razón parece animado, una mezcla entre emoción y felicidad aunque no sabría decidirlo bien porque es posible que mi imaginación me esté jugando una mala pasada por ser la primera vez que bebo.

-Sí, de momento si, pero han bloqueado la salida -Sé que lo de unos segundos lo dice enserio. Vive muy cerca de la estación y seguramente ya esté llegando si de verdad venia aquí.- Son tres hombres, el que nos siguió lleva chaqueta azul y vaqueros, otro parece mayor, de unos cincuenta años aproximadamente y el tercero lleva una cresta demasiado rubia para ser su color natural. 

-Eso es información suficiente. -Parker cuelga sin darme opción a decir más justo cuando el hombre de la cresta, con apariencia de ser el más joven, señala algo al señor mas mayor de los tres quien se aleja corriendo por la salida cubriéndose la cara con la chaqueta. Me concentro en el señor intentando memorizar lo que lleva puesto por si nos sirve de ayuda y para mi sorpresa creo que es el mismo señor que estuvo con Elisabeth hace tan solo una hora. Sí, mi mente debe de estar pasándome una mala jugada. ese señor debe estar en su casa haciendo a saber que con Elisabeth. Decido dejar de pensar para que el dolor de cabeza cese y la estación deje de girar justo cuando veo a un Parker cabreado sin ganas de dialogar para resolver problemas que entra dando un empujón al hombre de azul. 

Parker se quita la chaqueta de cuero de una manera amenazante y ahora mismo parce que hay un reto de miradas entre el chico de diecisiete años que ha venido a protegernos, y un hombre de unos cuarenta y dos años que se nos ha insinuado en el tren. El momento es muy tenso y parece que están decidiendo cuál de los dos puede mear más lejos o escupir más alto. Pero yo no puedo apartar la mirada del otro chico que temo que actúe en cualquier momento. Parker dice algo que yo no logro comprender y en el momento en el que el señor responde mi amigo se lanza a él tirándolo al suelo donde, de un puñetazo, le parte la nariz. Me llevo las manos a la boca intentando por todos los medios no gritar para no llamar la atención, mientras que Sky me agarra fuertemente del brazo conteniendo la respiración. 

Parker da tantos puñetazos que el otro chico, el de la cresta, le da uno a él desconcentrándole del otro hombre. Parker se levanta con la mano en el ojo y los labios apretados y le da una patada en el estómago, el chico se dobla agarrándose la tripa con las manos y Parker aprovecha para darle un rodillazo en la cara. El hombre no se ha levantado del suelo y hay mucha sangre a su alrededor y saliendo de su nariz. Sé que no está muerto ya que se mueve y tose de vez en cuando pero aun así sufro por él y pienso que ha sido una mala idea llamar a nuestro loco amigo. Al fin y al cabo es Parker y debía de esperar que tratase a las personas como a su saco de boxeo. Me pregunto si habrá  traído la pistola y empiezo a llorar del terror que me produce pensar lo que puede ocurrir aquí. Parker arrincona a ese muchacho contra la pared donde sigue dándole golpes hasta que ya no puedo más y grito. 

Sky, que esta pálida, me abraza muy tensa con los labios y los ojos apretados e intenta alejarme de la ventana para que deje de mirar, pero yo tiro de ella para seguir mirando el daño que Parker puede causar, o mejor dicho del que yo me siento culpable por haber creado. No quiero dejar de mirar. Esto me recordara que si en algún momento me vuelve a pasar, y tengo la necesidad de llamarle, me lo pensare dos veces antes de pedirle ayuda tan rápidamente. No, no debo dejar de mirar. Parker se gira y me mira. Supongo que me habrá oído. Levanta dos dedos con el entrecejo fruncido y yo me encojo de hombros haciendo una señal de que no sé dónde está el tercer hombre. El murmura algo y grita unas palabras al chico de la cresta, ahora aplastada por culpa de la sangre, este niega y Parker vuelve a gritar mucho más alto, tanto que logro entender lo que dice: “¡¿Dónde está el tercero?! ¡Sé que hay un tercero!”.  

Todo me da vueltas y dejo de entender lo que ocurre. Como si fuese yo la borracha siento que Sky me lleva hacia las escaleras y me ayuda a bajarlas con dificultad. Me agarro a la barandilla y ella debe de hacer un gran esfuerzo. Creo que nos caemos, pero no lo siento. Veo a Sky ir a gatas hacia la salida y yo no me molesto en levantarme. La imito aun llorando y veo la escena mucho más real. Chillo asustada del monstruo que tengo como amigo. Del que creo que es el auténtico Parker que solo ha estado fingiendo ser quien no es delante de nosotras, y por extraño que parezca siento un dolor enorme en el pecho. Dejo de gatear y me paro al darme cuenta por primera vez de que significa ese dolor. Es el mismo que sentí cuando Peter se fue de la ciudad, y lo que significaba un dolor por amor en aquel entonces, sique significando eso. He entrado en el juego de Parker aun sabiendo que debía de alejarme de él y ahora que es tarde me lamento por no haber hecho caso a mi instinto en su momento. 

Las lágrimas calientes resbalan por mis mejillas y yo doy fuertes convulsiones en el suelo. Eso no es lo que quiero en mi vida. Yo no quiero alguien así para mí y lo peor es que me haya dejado llevar hasta el punto de necesitar algo así para darme cuenta de quién es Parker. Recojo la suficiente valentía que soy capaz de buscar y me armo del valor suficiente  para levantar la mirada. Lo veo todo borroso por las lágrimas acumuladas en mis ojos y siento muchísima rabia en mi interior desando ser expulsada por mi garganta.

-¡PARA! –Suelto todo el aire que había en mis pulmones con ese grito y Parker se gira confundido. Hay un silencio tan enorme que siento poder escuchar un suave “Tic tac” producido por los engranajes del reloj de la estación. Busco el reloj desesperada intentando apartar la mirada de él, que me mira confundido como si no supiese el crimen que acaba de cometer. Quince minutos. Un cuarto de hora es el tiempo exacto que ha pasado desde que Parker llego. Quince minutos de dolor y sufrimiento. Aparto la mirada del reloj y me levanto débilmente pero llena de rabia hacia el.- ¡ERES UN MONSTRUO! ¡DEJALES YA! 

-Tú me llamaste –Parker susurra eso y yo me recuerdo que la culpa de todo en realidad es mía.

Se acerca a mí. Yo sigo de rodillas tumbando en el suelo. 

Cuando esta frente a mí me ofrece la mano para levantarme y yo recuerdo cuando hizo lo mismo para que subiese al monopatín. La diferencia es que en ese momento me daba seguridad tenerle al lado. Retrocedo un poco arrastrándome unos centímetros por el frio suelo. 

el suspira molesto y me coge por debajo de las axilas poniéndome suavemente de pie, como si fuese una niña pequeña. Lo que siento cuando me toca no se parece ni de lejos al hormigueo que sentía el otro día.

-¡SOLO QUERIA QUE NOS AYUDASES A SALIR DE AQUÍ! –le doy un puñetazo en el pecho y me siento mejor, por lo que lo repito una y otra vez – NO ME CULPES A MI DE TUS ACTOS ¡YO NO TE CONTROLO! –No puedo dejar de gritar y quiero llamar a la policía. Sé que me estoy comportando de manera muy infantil, sobre todo por el hecho de no querer que él me culpe de pegarles y yo estar culpándole a él interiormente por haberme enamorado.- ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE! ¡NO TIENES SENTIMIENTOS! 

-Alison escúchame –Me agarra los brazos y yo me revuelvo nerviosa. Habla lento y sus palabras son solo un susurro que me cuesta entender por culpa de mis gritos.- Si les insisto es porque ese hombre podría estar en cualquier parte vigilándonos. –intenta abrazarme y le empujo apartándome de él. Me siento muy agobiada. Las lágrimas me dificultan la respiración, y me tiro de los pelos sin saber qué hacer para tranquilizarme. Lo único que libera mi rabia es pegarle y temo ser como él.- Solo quiero saber dónde está el tercero.

-NO BUSQUES ESCUASAS- él vuelve a intentar agarrarme y yo le araño. El me sujeta y yo intento crear todo el peso posible hacia el suelo para que su fuerza no pueda conmigo.- ¡NO ME TOQUES! -Caigo de rodillas al suelo donde ya no tengo fuerzas para más y me quedo ahí llorando en silencio muy quieta. Toda la adrenalina del momento termina y no tengo fuerzas ni para levantar la voz cuando me levanta y me sube a su hombro. 

-Solo intentaba proteger a lo que amo, ya que por segunda vez en mi vida he estado a punto de perder lo más importante para mí.

Después de escuchar esas palabras de Parker pierdo la conciencia.

Haz tu web gratis Webnode